Salta, Argentina La mujer de 32 años, es adicta a la pasta base desde hace muchos años, mientras que su padre de 61 sufría de enfermedades graves y también habría consumido drogas esa fatídica noche. Ambos tienen domicilio en el barrio San Ignacio.
Imagen ilustrativa.
La muerte de un hombre durante una relación incestuosa con su propia hija en el interior de un motel alojamiento del macrocentro escribió con horror otra cara del flagelo de la drogadicción en la capital salteña. En la madrugada del sábado la policía acudió ante un llamado del motel La Siesta, de Villa María Ester, por un incidente con una mujer fuera de sí que intentaba por todos los medios abandonar el lugar montada en la motocicleta de su amante, quien no salía de la habitación pese a los llamados desde la portería.
A la llegada de la policía la mujer confesó que su pareja era su propio padre y que el mismo había sufrido una descompensación cuando mantenían relaciones después de haber consumido pasta base y otras drogas.
El hombre, de 61 años, según un informe confidencial obtenido por El Tribuno, padecía diabetes, obesidad e insuficiencia cardíaca como enfermedades de base.
Fuentes confidenciales aseguraron anoche a El Tribuno que la pareja había ingresado una hora antes y al parecer comenzaron a consumir sustancias hasta que en las primeras horas de la madrugada la joven salió de la habitación sola, y montada en la motocicleta de su padre intentó salir del motel. Con la llegada de la policía el incidente se convirtió en horroroso al advertir tanto el personal del motel como los policías que el hombre no presentaba signos vitales. Comunicado el fiscal en turno, dispuso que se realicen las pericias de rigor y la preservación de los registros de las cámaras de seguridad, declaraciones informativas y la demora de la joven mujer. El cadáver del hombre fue retirado en la mañana del motel La Siesta, ubicado en Villa María Ester, ante la mirada de numerosos curiosos.
Proveedor de drogas La sórdida historia tiene además insólitas revelaciones, como que el padre de la joven -al parecer- era quien le compraba la droga o le suministraba el dinero para la misma, y una vez en ese estado de éxtasis y de indefensión la mujer, de 32 años, accedía a las relaciones sexuales incestuosas con su progenitor. En ese contexto, la policía levantó los rastros de la habitación y pretende reconstruir cómo llegaron y qué consumieron antes del desenlace, por lo que serán necesarios los análisis toxicológicos. Una fuente dijo que la mujer estaría “muy comprometida”, pero no reveló el alcance de esa frase. Los detalles de las atrocidades de la droga en la juventud son interminables, pero en la noche del sábado el horror del flagelo urbano mostró otra vez que con droga de por medio los límites son solo una declamación.
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